Semana Santa a Nivel Mundial
Cuando un rey, o
el presidente de un país visita otro país, las autoridades y miles de personas
salen a las calles y lo saludan con pancartas, papel picado, banderizas y hasta
flores. Y a veces se sube a un automóvil descapotable muy elegante para que
todos puedan verlo desde lejos
¿verdad que sí?
Bueno, algo parecido le sucedió a Jesús. El domingo antes de
morir se dirigió con sus amigos a la ciudad de Jerusalén. Le pidió a uno de sus
discípulos que consiguiera prestado un burrito para entrar a la ciudad. Montó
sobre él y seguido de sus amigos entró a la ciudad.
Una gran multitud de gente
salió de sus casas al encuentro de Jesús. Habían oído muchas cosas hermosas de
Él, de su amor por los niños, por los pobres, de la sabiduría de sus palabras,
de que sanaba a los enfermos. Entonces, cuando lo vieron montado en un asno se
acercaron lo más que pudieron agitando entusiasmados ramos de palma y olivo. Y
gritaban llenos de alegría: “Viva, viva.
Aquí llega el Rey, el Mesías. ¡Bendito
sea el que viene en el nombre del Señor”! Jesús recibía estos saludos con una
sonrisa humilde y mucha paz. El burrito se portó muy bien, no protestó, al contrario,
caminaba contento de llevar sobre su lomo al Hijo de Dios.
EL SEÑOR LAVA LOS PIES DE SUS DISCÍPULOS:
El jueves
siguiente, a la entrada en Jerusalén, era día de Fiesta en el país. Jesús quiso
tener una cena con sus discípulos, pero como no tenía casa en esa ciudad, de
nuevo tuvo que pedir prestada una sala grande y alfombrada para poder reunirse
con ellos. Antes de cenar, Jesús tomó una jarra con agua y una toalla. Él era
el Señor, pero igual se arrodilló y les fue lavando los pies a sus doce amigos,
pies que estaban muy sucios de tanto caminar por las calles polvorientas.
Reflexionemos:
¿Por qué crees tú que Jesús les lavó los pies a sus amigos como si hubiera sido
un criado de ese tiempo? Porque nos quería
enseñar a todos que debemos servir a cualquier persona en cosas que a veces no
nos gustan.
Tú, ¿le lavarías
la ropa a un vagabundo de la calle, lo peinarías? Ciertamente que Jesús, si hoy viviera en
nuestros días, bañaría, abrigaría, peinaría a las personas que duermen en las
calles.
LA ULTIMA CENA
DEL SEÑOR:
Cuando llegó la
hora de cenar, Jesús y sus amigos se sentaron a la mesa. En un momento de la
cena, Jesús tomó un pan, dio gracias a Dios y lo partió para compartirlo con
todos. Lo mismo hizo con una copa de vino; dio las gracias a su Padre por ella
y compartió con sus discípulos. Todos comieron y bebieron del mismo pan y del
mismo.
vino. Al repartir el pan Jesús dijo: “Este es mi
cuerpo, que será entregado por vosotros” Y cuando compartió la copa de vino
dijo: “Esta es mi sangre, que será derramada para salvaros”. ¿Te das cuenta que,
a Jesús, para poder quedarse para siempre con nosotros, se le ocurrió la idea
de permanecer en el pan y en el vino que representan su cuerpo y su sangre? Es
lo que hacen los sacerdotes, en recuerdo suyo, cuando celebran la Santa
Misa.
¿Te has fijado
que en un momento de la Misa levantan un panecito blanco y redondo y también
una copa para que todos lo adoremos?
Después de ese gesto del sacerdote, es Jesús mismo el que está sobre el altar
representado en el pan y en el vino.
UN PASEO TRISTE POR EL HUERTO:
Después de cenar,
Jesús invitó a Pedro, Santiago y Juan a dar un paseo por el Huerto de los
Olivos. Era una noche oscura y triste. Jesús se sentía angustiado ante la
cercanía de su muerte. Los amigos tenían mucho sueño y pronto se quedaron
dormidos bajo los árboles mientras Jesús arrodillado unos metros más allá,
oraba a su Padre de los cielos diciéndole: “No me abandones Padre en estas
horas terribles”. Su angustia y su pena aumentaron cuando se dio cuenta que sus
amigos no habían sido capaces de acompañarlo en esas horas de tanto
sufrimiento. Se sintió muy solo y abandonado.
Amigos míos si les interesa y gusta lo pueden obtener aquí cuento de la semana santa para ustedes
Reflexión: ¿No crees tú que los buenos amigos acompañan y están cerca en las buenas y malas cuando uno sufre?
0 comentarios:
Publicar un comentario